El presidente de las bibliotecas

El presidente de las bibliotecas

El ritmo de la biblioteca “Mauricio Castillo Contoux” es ahora un silencioso duelo tras la muerte de Édgar Roberto Hernández Rafael, bibliotecólogo y presidente de la Asociación Bibliotecológica de Guatemala (ABG) quien falleció a causa de un paro respiratorio. Tenía 49 años.Su vínculo con los libros inició en 1980, cuando fungió como encargado del Centro de Información y Documentación del Instituto Nacional de Cooperativas (Inacop). Allí creó el Centro de Implementación, Préstamo y Divulgación de Información. Fue jefe del Centro de Documentación y Biblioteca del Instituto de Investigaciones y Mejoramiento Educativo (IIME) de julio de 1982 a diciembre de 1992.Su complexión atlética y una vida sin vicios le daban la apariencia de un hombre más joven. El bibliófilo desarrolló una adicción al orden de los libros. “Roberto era decisivo y ambicioso con su trabajo” dijo Aura Gramajo, miembro de la ABG.Su certificación de cursos aprobados muestra notas arriba de 82 puntos. Se recibió de bibliotecario general en 1991 y una década después obtuvo la licenciatura en esa especialidad. En febrero de 1993 fue el jefe del Servicio de Información y Documentación de la Caña de Azúcar (Seidca), del Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar (Cengicaña) donde creó un centro de documentos para el servicio de 17 ingenios azucareros y estableció un convenio de intercambio entre centros dedicados al estudio de caña de azúcar en el mundo.En 1998 llegó a la biblioteca “Mauricio Castillo Contoux” de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos (Usac), la que coordinó hasta finales de 2008. Murphy Paiz, decano de esa facultad comentó: “Con él implementamos los servicios tecnológicos y el sistema de seguridad”. Recientemente se inauguró el sistema de anaquel abierto, pero Roberto ya no fue testigo de ese logro.Presidó la ABG en tres períodos distintos. Durante su dirección, se reestructuraron los estatutos de ABG con base legal en la municipalidad capitalina. Entre sus proyectos pendientes se encuentra la creación de un código de ética para la especialización. La primera quincena de febrero Roberto la pasó en un hospital del seguro social por una complicación cancerígena en la piel, pero contrajo una pulmonía. Él pidió que le trasladaran a su hogar. El día del cariño reunió a familiares y amigos: “Vamos a celebrar de una vez mi cumpleaños y quiero que se coman un pedazote de pastel”, les dijo. Murió la mañana siguiente. Hernández nació el 10 de marzo de 1959 y fue el menor de 5 hermanos. Trabajó desde adolescente reparando refrigeradoras y estudiando por las noches. No se casó y desde los 20 años se hizo responsable de 2 de sus sobrinas al morir una de sus hermanas.