OBITUARIOS GUATEMALA: El casco número 10

El casco número 10


La tarde del miércoles 17, el sonido de las sirenas de más de una docena de ambulancias alertó a los transeúntes del Centro Histórico. Mientras pasaba el féretro, algunos aplaudieron y otros llevaron su mano al corazón, en honor a la despedida del hombre que, vestido de uniforme, botas y casco, cumplió su misión. Marco Tulio Pereira Ortega murió a causa de un cáncer. Tenía 77 años. Nació el 17 de agosto de 1931, en el barrio Las Flores, Zacapa. Con 17 años y sexto primaria, vino a Guatemala necesitado de un trabajo para sufragar la enfermedad de su madre. Un amigo lo ayudó a conseguir empleo en la comuna capitalina. En 1944 se fundaron los Bomberos de la Guardia Civil, donde Pereira colaboró de 1949 a 1951. En esos años se evitó el incendio de la fábrica de licores Botrán Hnos. y el de la entonces Radiodifusora Nacional.Trabajó en la Municipalidad capitalina como inspector general de parquímetros; allí sus manos colaboraron en la construcción de la Piscina Olímpica y el estadio Mateo Flores. Esa actividad la combinó con su labor bomberil, entre 1953 y 1960. De esa época, Pereira recordaba el incendio del Hospital Neuropsiquiátrico, ubicado donde hoy está el Hospital General San Juan de Dios. El fuego fue intenso, y el esfuerzo por salvar a los enfermos estéril, pues después de ser rescatados, corrían hacia las llamas. En 1954 contrajo matrimonio con Marta Enriqueta Mendoza Pineda, con quien procreó cuatro hijos. Los pocos días que le quedaban para compartir con sus hijos los aprovechaba para llevarlos a la Estación, donde los pequeños se tiraban de los tubos y jugaban en las motobombas. En una ocasión, Pereira pasó por sus hijos al colegio en una ambulancia e inmediatamente recibió una alerta. Los niños vieron a su papá ejecutando el oficio de salvar vidas. En 1960, a Pereira se le presentó la oportunidad de laborar como Piloto de Tercera Clase en Bomberos Municipales, lugar donde trabajó hasta 2007. Durante el terremoto de 1976 estuvo en servicio más de 4 meses. En el accidente del bus que transportaba al ballet folclórico de México, en la cuesta de Las Cañas, Antigua Guatemala, Pereira dirigió la operación de rescate de los sobrevivientes. La tarea duró cinco horas.
El Casco 10En 1975 fue nombrado Oficial Instructor de la Escuela de Bomberos. Las decenas de promociones coinciden que Pereira, como instructor, fue exigente, disciplinado, colaborador y con una enorme capacidad para transmitir todos sus conocimientos. Era un autocrítico de su día en la Estación, pues estaba seguro de que sólo un trabajo bien hecho garantizaba el éxito en los recates.Óscar Bonilla, quien fue su alumno y subalterno, lo recordó como “un bombero que se metía a combatir el incendio pitoneando con la manguera”. En 1991, Pereira salió a atender un incendio de un mercado de la zona 12. En esa emergencia sufrió una caída desde 17 metros, que le produjo una dislocación del cuello, fractura de muñeca y un tobillo destrozado. Pereira estuvo suspendido durante 8 meses. Era un amante de los animales, excelente cocinero, fanático del club Municipal FC y cantante de boleros. Su voz de barítono se dejó escuchar en todas las celebraciones y en los desaparecidos programas Campiña y Venga con Chalo, venga. Por eso le llamaban El Bombero Cantante.Fue un talentoso artesano y devoto del Cristo de Esquipulas; hizo unos enormes rosarios con pepitas de coyol, trozos de madera y alambre, que regaló a sus hijos y a sus amigos cercanos. Fundó las estaciones bomberiles de El Rancho, El Progreso, y Río Hondo, Zacapa, pero no quiso que llevaran su nombre. En una de sus últimas emergencias, Pereira recordaba con tristeza un accidente vehicular, en el que debió pedir permiso a los familiares de un joven, atrapado en los fierros de un furgón, para cortar parte de su cuerpo y así salvarlo.La noche del 16 de septiembre partió el dueño del casco No. 10. Su hijo Marco Tulio lo cuidaba. Pereira lo llamó y le dijo: “Ya me voy, ya dejo de luchar. Necesito descansar”. Pereira reposa en el nicho de los Bomberos Municipales llamado “Estación Cero”. En septiembre de 1968 fue nombrado Comandante Honorario del Cuerpo de Bomberos en Houston, Texas, EE.UU. En 2004 fue declarado Trabajador Destacado de la Comuna por el alcalde Álvaro Arzú. Pereira recibió muchos honores en vida, pero él siempre pensó que el mejor honor que puede recibir un bombero es salvar una vida o ser testigo de un nacimiento.

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