OBITUARIOS GUATEMALA: El primer legionario del fútbol

El primer legionario del fútbol


El lunes 14 las gruesas gotas de lluvia del mediodía cayeron de golpe en el pabellón del Club Hércules. Ahí reposaba el féretro de Juan el Gringo Aguirre. La lluvia lo acompañó hasta lo más alto del nicho familiar y cesó cuando familiares y amigos elevaron una oración en su memoria. Juan falleció de una complicación cardíaca la madrugada del día anterior, en su hogar de la zona 1, frente al Club Tenis Guatemala. Tenía 93 años.Juan Francisco Ramón Aguirre Barrutia, nació el 25 de agosto de 1914 en Antigua Guatemala. Descendiente de la familia Aguirre de las Asturias, fue uno de los tres hijos de Carlos Aguirre Mateu y Ana Barrutia. Vivió su infancia y adolescencia en la finca Renata, actualmente productora de café, de calidad mundial. “Vos pareces gringo” le dijo un vendedor de la estación del ferrocarril sorprendido por la complexión atlética de metro ochenta y cinco de aquel pasajero rubio de ojos celestes. Y a partir de entonces surgió el sobrenombre que desde los años treinta fue sinónimo de éxito en el deporte nacional. El padre de Juan al culminar sus estudios en el George School inglés trajo a Guatemala, en 1902, varios implementos deportivos: entre ellos un balón de fútbol que fue protagonista de la primera competencia de esa disciplina. En 1930 el cuerpo técnico del club Aurora vio las cualidades atléticas de Juan, quien jugaba fútbol en el campo de Marte y así lo hicieron debutar en las filas del club cadete. En 1938, su tío Arturo Aguirre Mateu, luego de ser director de la Liga Deportiva de Fútbol guatemalteca en 1933, se marchó a México y le propuso a Juan hacer una prueba con el Club América. Su efectividad para hacer goles convirtió al Gringo en el primer futbolista guatemalteco que jugó en el extranjero. Representó los colores de las águilas en giras por Cuba, Chile, Brasil y Argentina. Como futbolista, también destacó en la Selección Nacional, Tipografía Nacional, Hospicio, Germania y Hércules. Recibió el curso de entrenador en el club Flamengo de Brasil. Entrenó a la Selección Nacional, Universidad, El Español, Aurora, Hércules y en 1968 se retiró con Tipografía Nacional para dedicarse a administrar un expendio de licores. Tras su retiro invirtió sus energías en la natación, el tenis y el sóftbol en la liga de veteranos.Logró dos títulos centroamericanos con la selección nacional de fútbol, uno como entrenador y otro como jugador. Sus dos hijos siguieron sus pasos: Ana Lily fue campeona nacional y centroamericana de tenis y Juan Francisco jugó 20 años en la liga mayor de sóftbol. En el atletismo compartió triunfos y reveses con su amigo Francisco el Negro Morales. Las cualidades de ambos en los campeonatos nacionales en las especialidades de 100 metros, 300 metros, lanzamiento de bala y jabalina despertaron la admiración de adversarios de la talla del mismo Mateo Flores. En 1942, Juan impuso récord centroamericano de lanzamiento de bala de 16 libras con una marca de 10.22 metros.De la década de los treinta a los cincuenta Juan ayudó al club Hércules a alcanzar muchos éxitos deportivos, fue incansable y temperamental en la canchas. No era extraño verlo jugar el miércoles fútbol americano, remontar el viernes por la mañana un marcador adverso en el fútbol y la noche del sábado colaborar con un campeonato invicto en el baloncesto. Grises fotografías con bordes de diseños de encaje, buenas nuevas simplificadas en telegramas y viejas notas de prensa recopiladas por la familia son testigos de su intervención en las disciplinas del sóftbol, atletismo, fútbol, baloncesto, squash, natación, tenis, e incluso en el deporte de mallugues y de narices rotas: el fúbol americano que vino a Guatemala en 1935. Desde marzo de este año las dificultades para movilizarse condicionaron su rutina a sumergirse en la piscina, contar sus experiencias a amigos del Club Tenis Guatemala y compartir las tardes con su esposa Estela Arriola Gámez. Aguirre se levantó pasada la primera hora del domingo 13, tomó un vaso con agua y regresó a descansar. Se diluyó ese dulce sentido del humor de antaño, se acabaron las anécdotas y las estadísticas. Ya no despertó. El gimnasio del Club Tenis Guatemala y una cancha del Club Hércules llevan su nombre. Entre sus homenajes resalta el Premio Nacional del Deporte que le entregó el Ministerio de Cultura y Deportes en febrero de 2001. Autoridades de la embajada guatemalteca en España realizan trámites para crear un centro de estudios para jóvenes de escasos recursos en honor al atleta. En 2009 el Club Hércules cumplirá 100 años, indudablemente Juan será el gran ausente.

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