OBITUARIOS GUATEMALA: Ana Josefa Castro, la dama del derecho

Ana Josefa Castro, la dama del derecho



Ana Josefa Aguilar Castro falleció el sábado 13 como producto de un derrame a los 82 años.Fue la más joven de tres hermanas al amparo del matrimonio entre Mariano Castro y Concepción Aguilar. Creció entre habituales mudanzas en reducidos alquileres. Su padre era originario de El Salvador, un lustrador de zapatos y su madre, una zacapaneca dedicada a la costura. Ana se graduó en el Instituto Belén en 1945. Su ilusión era ser abogada, pero con la carrera de magisterio no podía ingresar a la universidad. Se acercó a varias instituciones de Estado en busca de ayuda, pero sólo recibió negativas. Entonces dejó de tocar puertas y las traspasó sin más. Manuel Galich, Ministro de Educación en aquellos años le permitió estudiar el bachillerato para acceder a la universidad, y aunque eso significaba un retraso en su formación, Ana aceptó sin empacho. Por las mañanas impartió clases y por la tarde estudiaba, era la única mujer en las aulas del Instituto Normal Central para Varones. “Rompió esquemas, era un ser con agallas”, dijo Nelson Castillo Valle, vicepresidente del patronato Roberto Koch. Un par de años después, entre discriminación y burlas de varios de sus compañeros, incluso maestros, se graduó. Al siguiente año se inscribió en la Facultad de Derecho de la Usac. Recibió el título de abogada y notaria en 1958, por meses fue la segunda mujer en colegiarse en esa profesión. En la universidad conoció a Ramiro Asturias Orozco, hermanastro de Miguel Ángel Asturias. Se casaron a inicios de 1960 y a finales del mismo año nace su hijo Ramiro Fernando Asturias. Su esposo murió cuatro años después.Castro fue la primera en poner su bufete en 1959. Una oficina cerca del parque San Sebastián, misma que encontró en ruinas a la mañana siguiente del terremoto de 1976. Al principio de su ejercicio profesional se desarrolló en el difícil ambiente de una sociedad donde predominaba el machismo. Ella luchó primero por la reconciliación de la pareja, pero odiaba el maltrato hacia sus clientas. “Era la licenciada que hacía justicia con los hombres, defendía a capa y espada a las mujeres”, comentó Erick Lam, su asesor durante casi tres décadas.En 1989 ella aceptó la presidencia de la entonces Liga Nacional contra la Tuberculosis, ahora Patronato Roberto Koch, la recibió casi en la quiebra. El mandatario Vinicio Cerezo quitó las extensiones para las rifas en esa época, ingreso fundamental de la liga. Pero ella logró reorganizar los recursos y al siguiente año salieron de los números rojos.“Fue una amiga llena de dinamismo a sus 75 años, siempre compartió consejos llenos de positivismo. Era un remedio para la tristeza”, explicó Edgar Gudiel, amigo de la familia.En 1996 le heredó el ejercicio profesional y el servicio social a su hijo. No era afín con las cosas dulces, siempre sazonó su comida con un sutil toque salado. Igual que su última cena del viernes 14 de junio. A la mañana siguiente no despertó.Su capacidad quedó demostrada en su incursión en diversas instituciones: subdirectora de Rentas Internas, catedrática en Administración Pública para Jefes y Oficiales del Ejército, tesorera del Organismo Judicial, registradora civil de la ciudad y mandataria judicial del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Bandesa). En todos fue la primera mujer en ocupar el cargo. Castro nació el 2 de noviembre de 1927.

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